Llevo demasiado tiempo sin dedicar unas líneas al 'deporte rey' y creo que ya es hora de recuperar las viejas costumbres. Últimamente he estado demasiado inmerso en el mundo de la mujer y de los fogones...
Después de que se haya celebrado la mitad del maratón de partidos entre Real Madrid y FC Barcelona, necesito transcribir algunos de los pensamientos que me afloran. A pesar de mis inclinaciones madridistas, creo justo reconocer la superioridad del FC Barcelona durante las últimas 3 temporadas. No obstante, algo está cambiando. El aterrizaje de Mourinho en la casa blanca ha provocado la ansiada revolución. La cura de humildad que sufrió el técnico portugués en la primera vuelta en el templo azulgrana, ha servido para que vuelva a sus orígenes futbolísticos y haya planteado los dos primeros enfrentamientos de forma mucho más práctica, aunque menos vistosa. Bien es cierto que el juego desplegado no ha encantado a nadie, pero ha conseguido romper la hegemonía del FC Barcelona, al menos, en cuanto a títulos se refiere.
Todavía queda la semifinal de la Champions, con la vuelta en el Camp Nou. En una eliminatoria a doble partido, las probabilidades de éxito madridista se ven drásticamente reducidas. Sin embargo, la reciente consecución de la Copa del Rey, así como la magistral lección 'a la contra' de hoy frente al Valencia CF (3-6), otorgan una motivación extra a la plantilla madridista.
Ahora toca esperar unos días hasta el siguiente clásico y confiar en la pizarra de Mourinho...
